sonríes y te brillan los ojitos
No me dejaste volar,
no tendría que sorprender
que me vaya a estrellar.
Estrellados son tus ojos
que me daban de beber,
estoy hecha un despojo
estoy muerta, ya lo sé.
Me he enamorado de tí
todavía no me has hecho daño
el amor nunca fue ciego
¿tendría tal vez que serlo?
No es más que la muerte;
sólo fue mi ego
agarrando el cuerpo
alrededor de la carne y los huesos
la virgen de tu santo pesebre
se la cura de las fiebres,
se la muerte de las plagas
la piel es suave
para que la dañes
quiero que la dejes marcada
quiero que me dejes ahorcada
en mi tristeza
en las mañanas.
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