Cielo que puñales recoges,
de una dulce chica de encogidos corazones
no era ni estrellas, ni planetas
pero no había nadie como ella.
Sus ojos recordaban a cometas,
no tenía viento, gravedad incierta
luceros centelleantes, luna discreta
y con el tiempo era pequeña, menguante
cómo polvo de primavera.
Lucero con fortuna deshecha;
astro que por llorar formó mil brechas.
Espacio
que es tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario